Miguel Torres celebra 40 años en Chile
La viña Miguel Torres Chile cumple este mes 40 años desde su fundación y se ha consolidado como una de las bodegas de referencia del país. De hecho, fue distinguida como ‘Viña del año 2018’ por la asociación Vinos de Chile.
La llegada de la familia Torres al valle de Curicó en 1979 contribuyó a dinamizar la viticultura chilena, con el aporte de importantes innovaciones enológicas para esa época. También apoyó el rescate de variedades olvidadas, el desarrollo de la agricultura ecológica y proyectos orientados al comercio justo.
Hoy cuenta con un equipo de más de 200 colaboradores y tiene 400 hectáreas de viñedo, repartidos en ocho fundos en las regiones de Maule, Biobío y Ñuble. Elabora cerca de diez etiquetas de vino y el pisco El Gobernador, que se comercializan en más de 115 países.
Inicios en Chile
Lo que atrajo a Miguel A. Torres, presidente de Familia Torres y 4ª generación, fueron los consejos de su buen amigo Alejandro Parot y la búsqueda de un nuevo desafío vinícola. Aunque la viticultura en Chile no tenía el desarrollo que luce hoy, Torres supo vislumbrar un enorme potencial en el remoto valle de Curicó. Con sus excelentes condiciones de clima y suelo para elaborar vinos de gran calidad.
Tras la compra de las primeras 100 hectáreas del viñedo Santa Digna (Maquehua-Curicó), la primera apuesta fue aportar con tecnología entonces innovadora en el contexto vinícola chileno. Así llegaron las primeras cubas de acero inoxidable para la fermentación y las barricas de roble francés para la crianza de los vinos. Con ellas, se elaboraron las primeras añadas de Santa Digna, la línea de vinos más conocida de Miguel Torres Chile y que comenzó a exportarse en 1981.
Vinos singulares
Uno de los capítulos más apasionantes de los 40 años de trayectoria de Miguel Torres Chile ha sido el descubrimiento de variedades relegadas al olvido y viñas ancestrales que dan lugar a vinos únicos.
En ese sentido, Miguel Torres Maczassek –presidente ejecutivo de Miguel Torres Chile desde fines de 2009 y 5ª generación de la familia– destaca a Manso de Velasco. Una viña de Cabernet Sauvignon de más de 115 años, que da lugar al primer tinto ícono que presentó la bodega chilena.
Por otra parte, la recuperación de la uva país, con la que se elabora el espumante rosado Estelado y La Causa País, han sido también otra de las grandes contribuciones de la bodega a la viticultura chilena. Su apuesta por esta cepa histórica ha supuesto un apoyo fundamental para el trabajo de miles de agricultores.
Más proyectos
En la filosofía que defiende Miguel Torres Chile de recuperar las variedades tradicionales se enmarca también el recate de la Carignan. Una cepa que en el valle del Maule ofrece una expresión singular, con parras centenarias. El proyecto VIGNO (Club de Vignadores del Carignan) fue una de las innovaciones más relevantes y se presentó con la primera añada del tinto Cordillera Carignan 1996.
El proyecto enológico en el Valle de Itata es el que da vida a La Causa, una colección de vinos que pone en valor variedades antiguas como la Moscatel y Cinsault. De esta forma, la empresa contribuye a recuperar la historia vitícola chilena, ya que fue en este valle donde se originó la viticultura hace más de 300 años.
Por fin, otro de los grandes desafíos de la familia Torres en Chile ha sido encontrar suelos de piedra pizarra como los de Priorat. Fue un proyecto que empezó a definirse en el año 1995 con la adquisición del fundo Empedrado, en Constitución. Con la primera añada de Escaleras de Empedrado 2012, primer pinot noir chileno plantado en terrazas de piedra pizarra, se concretó el sueño de un vino que parecía imposible.
Comercio justo
Durante su etapa al frente de Miguel Torres Chile, Torres Maczassek apostó por la sostenibilidad, la viticultura orgánica y foco en los vinos de gama alta.
Tras la crisis derivada del terremoto de 2010, decidió́ orientar la bodega hacia el denominado ‘Comercio Justo’. Se convirtió en una de las primeras bodegas en tomar ese camino y obtener la certificación ‘Fair Trade’ ese mismo año. «El terruño no existe sin el que lo cuida», asegura. “Bajo el marco del comercio justo buscamos una estrecha colaboración con los viticultores. Una relación que va más allá del trabajo y que es finalmente una forma de vida común y de entender juntos del viñedo».
Ecología y cambio climático
Enfocado su compromiso en la viticultura orgánica, el 100% de sus viñedos están certificados como orgánicos desde 2012. Y destina grandes esfuerzos a proyectos de sostenibilidad y recuperación de variedades tradicionales, trabajando con pequeños viticultores.
Para hacer frente al desafío del cambio climático y contribuir a mitigar sus efectos, Miguel Torres Chile también tiene proyectos. Uno es la reducción del peso de las botellas e invierte cada año en energías renovables. También adquirió en 2018 el “Fundo Los Cóndores”, en la Patagonia, para plantar árboles que compensen, con esfuerzos propios, sus emisiones de CO2.
Experiencias turísticas y gastronómicas
Miguel Torres Chile ha apostado por el enoturismo y ofrece visitas y experiencias en su bodega de Curicó. Más de diez mil visitantes llegan cada año para conocer la bodega y aprender sobre el mundo del vino y sus labores agrícolas.
También contribuye a difundir la cultura del vino a través de la gastronomía. Ya que es con la cocina que el vino se enaltece y se disfruta mejor. Así, cuenta con el Restaurante de Vinos Miguel Torres, ubicado en la misma bodega en Curicó, y La Bodeguita Miguel Torres, en Santiago.
Santa Digna Rosado, edición especial 40º aniversario
Para celebrar su 40º aniversario, Miguel Torres Chile ha lanzado al mercado una edición especial de Santa Digna Rosado, el primer vino de la bodega. La botella presenta un diseño único representado por la flor nacional chilena, el Copihue.
Es una forma de celebrar el sentido de pertenencia que siente la familia Torres en Chile. «Elaborar vinos en Chile es un orgullo», asegura Miguel Torres Maczassek. «Nuestra misión, por encima de todo, es proteger estos paisajes y sus viñedos. Con un sentimiento de compromiso y de trabajo que celebramos al final de cada día y renovamos al día siguiente».