Cocina asiática y vino: Una invitación a innovar en el maridaje
El auge de la gastronomía asiática en América Latina es una realidad que se consolida con fuerza. Platos como el sushi japonés, el curry tailandés o el bulgogi coreano han conquistado paladares por su complejidad, frescura y riqueza aromática.
Frente a ese escenario, la viña Cono Sur te invita a ampliar la mirada más allá de los maridajes tradicionales. La propuesta es que te atrevas a beber vinos que complementen y realcen las características de estas preparaciones.
“Cuando se elige adecuadamente, el vino puede convertirse en un gran aliado de la cocina asiática, generando armonías y potenciando cada ingrediente. Comida asiática y vino es una combinación que sorprende cuando se hace bien. En Cono Sur buscamos que cada etiqueta dialogue con los ingredientes, especias y texturas de estas cocinas, potenciando sus sabores”. Así lo señala Matías Ríos, director de Enología de la viña Cono Sur.
Novedosas combinaciones
El maridaje no responde a reglas estrictas, sino a la búsqueda de equilibrios entre el perfil del plato y el estilo del vino. Cepas blancas como el Riesling, el Gewürztraminer o el Chardonnay, así como el Pinot Noir, destacan por su frescura y acidez equilibrada. Estas cualidades los convierten en excelentes acompañantes para explorar nuevas combinaciones y redescubrir la cocina asiática desde la copa.
– Dumplings, gyozas o fideos asiáticos y 20 Barrels Chardonnay. Con notas a fruta blanca, una sutil crianza en barrica y un toque de mineralidad, este Chardonnay ofrece una acidez excelente y un final largo, equilibrado y persistente. Su perfil elegante armoniza con preparaciones al vapor o salteadas como dumplings, gyozas o noodles, potenciando sabores umamis sin opacarlos. También aporta frescura y textura al conjunto. Este abanico de opciones refleja la versatilidad del vino frente a la diversidad de la cocina asiática, donde conviven sabores dulces, ácidos, picantes y umami.
– Sushi de salmón, rolls veggie o sashimi y 20 Barrels Pinot Noir. Elegante y expresivo, este Pinot Noir ofrece gran intensidad aromática con notas de guindas, frambuesas y ciruela fresca. Su frescura lo convierte en un excelente compañero para pescados grasos como el salmón, realzando su textura untuosa. Mientras que con sashimi y mariscos crudos potencia la pureza y frescura del producto. En el caso de rolls vegetarianos o con arroz, su perfil liviano y vibrante limpia el paladar y acompaña los sabores delicados sin sobrepasarlos.
– Pad thai, curry o platos con leche de coco y Rosé. La cocina tailandesa destaca por su equilibrio entre lo dulce, ácido y picante. Platos como el pad thai o preparaciones con leche de coco y especias suaves encuentran en un Rosé fresco un aliado ideal. Su acidez vivaz y perfil frutal ayudan a equilibrar la intensidad de ingredientes como la hierba limón, el maní o la albahaca. Para quienes buscan un maridaje con más volumen en boca, el 20 Barrels Chardonnay -con su elegancia, notas a fruta blanca y excelente persistencia- también puede acompañar estas preparaciones, aportando armonía sin resultar pesado.
– Bulgogi, kimchi o platos coreanos fermentados y Single Vineyard Riesling. Este Riesling de gran intensidad aromática despliega notas de flores blancas, durazno y pomelo, con una elegante evolución hacia tonos minerales. Su untuosidad y equilibrio, lo convierten en un aliado ideal para enfrentar sabores complejos y especiados. Su acidez natural y perfil aromático actúan como un bálsamo frente a la intensidad del kimchi. Mientras que su frescura realza cortes marinados como el bulgogi, aportando contraste y profundidad al maridaje.
– Tempura de vegetales o tofu salteado y Bicicleta Gewürztraminer. Expresivo y aromático, este vino blanco armoniza con platos vegetarianos asiáticos que combinan texturas crujientes y notas especiadas. Sus aromas florales y perfil ligeramente dulce ofrecen un maridaje vibrante y original.
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