¿Sabes cómo se percibe el vino chileno en el mundo?
El vino chileno, un potente símbolo de la identidad nacional, ha trascendido su rol como bebida para convertirse en un embajador cultural y económico. Su calidad, diversidad y compromiso con la sustentabilidad lo han posicionado como el principal exportador del Nuevo Mundo y el cuarto a nivel global. Hoy destina más del 70% de su producción hacia a mercados internacionales.
A pesar de la estabilidad de las exportaciones, el sector enfrenta un nuevo desafío. El objetivo es evolucionar de la competencia por precio a la captura de mayor valor, apuntando a los segmentos premium y super-premium.
Roxana Diez, gerente general de Viñas de Colchagua, enfatiza esta necesidad. “Esto implica fortalecer la narrativa de origen, diversificar mercados más allá de los destinos tradicionales y aumentar el valor por caja con marcas sólidas y diferenciadas. Adicionalmente, este posicionamiento de nuestro vino debe evolucionar: hoy el consumidor busca identidad, historia y atributos sostenibles, más que solo un buen precio”, dice.
La relación precio-calidad es un factor clave en el éxito global del vino chileno. Ello permite un acceso democratizado a vinos de carácter y consistencia en diversos rangos de precio. Así ha consolidado una reputación de excelencia accesible en mercados como Estados Unidos, Reino Unido y Brasil.
Factores únicos
El liderazgo exportador de Chile se fundamenta en factores únicos. Uno son las condiciones naturales privilegiadas (clima mediterráneo, geografía protegida), diversidad de valles y terroirs para ofrecer una amplia gama de estilos, y una política de apertura comercial con más de 60 acuerdos internacionales. A esto se suma la inversión en investigación, tecnología y prácticas sustentables, junto con el trabajo de instituciones como Wines of Chile en la promoción internacional.
Angélica Valenzuela, directora comercial de Wines of Chile, señala que el vino chileno transita entre ser percibido como «conveniente» y tener marcas de «alto valor». El objetivo es lograr una mayor participación de mercado y un posicionamiento premium y sustentable, vinculando a Chile con la calidad del sector vitivinícola y la audacia, innovación y experiencia de sus productores.
El mercado asiático, especialmente China, Corea del Sur y Japón, se ha convertido en un objetivo estratégico. Ello se va impulsado por tratados de libre comercio, el ascenso de la clase media y el interés cultural por el vino. Chile ha establecido una sólida presencia en este continente a través de ferias, misiones comerciales y programas educativos.
Futuro desafiante y prometedor
La proyección del sector es consolidar la presencia en mercados existentes como Brasil, Europa y Asia, y explorar nuevas oportunidades en mercados emergentes. El enoturismo también se perfila como una herramienta para fortalecer el posicionamiento internacional. A mediano plazo, por ejemplo, la viña Ravanal busca crecer con vinos de alta gama y propuestas innovadoras que reflejen la identidad del Valle de Colchagua.
El futuro es prometedor pero desafiante. Chile seguirá siendo un actor relevante en la industria global, adaptándose a tendencias como la digitalización, el consumo responsable, la producción orgánica y las certificaciones de sustentabilidad. La clave estará en la diferenciación a través de la calidad, la innovación y el valor agregado, más allá de la competencia por precio.
Además de Brasil, Estados Unidos, Reino Unido, China, México y los países nórdicos son destinos principales del vino chileno. Allí se valoran atributos específicos como la relación precio-calidad, la sustentabilidad y el prestigio asociado a la cultura vitivinícola chilena. El futuro del vino chileno se vislumbra prometedor, pero el desafío reside en seguir diferenciándose con calidad, innovación y valor agregado.
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