jueves, noviembre 6, 2025
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Cafeterías con propósito se suman a la ruta patrimonial de Coronel

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El patrimonio del Biobío ahora se degusta. Dos propuestas gastronómicas con una marcada identidad, historia y compromiso con la sostenibilidad se acaban de integrar a la Ruta Patrimonial de Coronel. Esta iniciativa busca realzar el valor territorial, la memoria minera y la sustentabilidad a través de experiencias turísticas y culinarias profundamente ligadas a lo local.

Ambas cafeterías —Cafetería Parque Humedal en el sector Maule y Café Isidora en Lota Bajo— encarnan el espíritu de un movimiento regional emergente. Uno que emprende desde el profundo arraigo, el respeto por el pasado y la pasión por los detalles. Son lugares donde una simple taza de café se convierte en una narración, un acto de cuidado, recuerdo y reconexión con la historia y el entorno.

Encuentro de la historia minera y la vida natural

La primera se sitúa frente al Humedal Urbano Boca Maule, área declarada zona típica en 2013 y protegida legalmente desde 2021. Se emplaza en una casa patrimonial de 1959, ofreciendo una fusión única de naturaleza, historia y gastronomía sostenible.

Carla Salazar y su familia, fundadores de la Cafetería Parque Humedal, han logrado crear un puente entre el pasado minero de Coronel y su presente ecológico. “Queríamos que nuestra cafetería conectara la historia del carbón con el valor de la vida natural que aún late en Coronel. Aquí, patrimonio y medio ambiente se encuentran en cada taza de café”, explica Carla.

Su oferta culinaria se distingue por un sello casero y familiar. Náyade, madre de Carla, elabora los platos al momento con ingredientes locales y recetas que rescatan los sabores tradicionales. “Mi mamá cocina pensando que lo hace para un hijo o un familiar, y eso se percibe en cada plato”, afirma Salazar.

En invierno, son imperdibles el chocolate caliente y la torta Amor. Para la temporada primavera-verano, destacan las refrescantes limonadas de Jamaica y Mariposa, preparadas con flores, miel y menta cosechadas por ellos mismos. Complementan la carta pizzas marinas, vegetarianas y ciabattas de lomo liso, todo con una vista privilegiada al humedal.

El compromiso de la cafetería va más allá de la cocina. También organizan conversatorios sobre patrimonio, trivias históricas y colaboran activamente con museos y agrupaciones ambientales, transformando cada visita en una experiencia educativa y emocional. “Buscamos que el cliente se lleve más que una comida: una historia, una reflexión, una conexión con su entorno”, concluye Carla.

Elegancia parisina con identidad lotina

En el corazón de Lota Bajo, en un encantador segundo piso, Café Isidora se erige como un refugio de calidez y estética. Fue fundado por Martina Sáez Inostroza, una joven de 19 años, estudiante de ingeniería comercial y parte de una familia con tradición gastronómica. Este café de autor combina la atmósfera acogedora de los cafés parisinos con la fuerte identidad minera y femenina de Lota.

“El café es el punto de partida de esta aventura. Buscamos crear un espacio donde el tiempo se detenga, y las personas retomen la conversación, reconecten con los sabores y las emociones de siempre”, comenta Martina.

El nombre «Isidora» rinde un doble homenaje: a su segundo nombre y a Isidora Goyenechea de Cousiño, un símbolo de fuerza femenina y pionera en el desarrollo de Lota. “Ella fue una mujer adelantada a su época, y su historia me inspira a liderar con determinación y cariño. Este café es, en parte, un tributo a su legado”, añade.

Bajo la consigna “Sabores con historia”, Isidora se especializa en café de especialidad, pastelería artesanal francesa y una carta gourmet. Su oferta incluye desde paninis y wraps hasta su icónica Torta Isidora, macarons y el latte servido en taza de galleta.

La experiencia se completa con una atención personalizada y una ambientación que fusiona lo vintage, lo femenino y lo fotogénico. Martina enfatiza que el proyecto nació del deseo de revitalizar lo cotidiano: “No queríamos ser una cafetería más. Buscamos crear recuerdos, transmitir emociones, ser parte de la historia viva de Lota”.

Un ecosistema que une memoria, territorio y sabor

La integración de estas dos cafeterías a la Ruta Patrimonial de Coronel subraya el dinamismo de un ecosistema emprendedor. Uno que apuesta por rescatar la identidad local a través de la innovación y la autenticidad. Ambas iniciativas están lideradas por mujeres jóvenes que han sabido armonizar sus raíces con una visión moderna y sostenible.

“Desde el CEC Coronel, sostenemos que el patrimonio se experimenta y se resguarda también a través de la gastronomía. Café Isidora y Parque Humedal son ejemplos concretos de cómo la cultura y el turismo pueden coexistir y potenciar el desarrollo económico local”. Así lo destaca Claudio Inzunza, director del Centro de Emprendimiento Colbún (CEC), entidad que ha brindado apoyo a ambos proyectos en su desarrollo.

Con estas nuevas incorporaciones, la Ruta Patrimonial ofrece paradas que invitan a un disfrute consciente. Desde la memoria industrial de Lota hasta la rica vida natural del humedal Boca Maule, el Biobío se reafirma como un territorio donde cada sabor es también una forma de contar historias.


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