Turismo gastronómico 2025: Reserva mesa antes que el vuelo
En un giro inesperado, pero delicioso, el turismo gastronómico ha dejado de ser un complemento del viaje para convertirse en su principal motor. En 2025, una nueva tendencia redefine la forma de planificar vacaciones.
En la actualidad, los viajeros están reservando mesa antes que vuelo. Eso implica que se están priorizando experiencias culinarias únicas por sobre los destinos tradicionales.
Restaurantes icónicos, experiencias culinarias únicas y chefs de culto son ahora el punto de partida de las vacaciones.
La cocina como destino
Según datos del documento “Turismo Gastronómico 2025”, el 88% de los viajeros internacionales considera la gastronomía un factor decisivo al elegir destino. Un reporte de Grand View Research confirma que el turismo culinario es el segmento de lujo con mayor crecimiento en el mundo, con un incremento proyectado de 9,5% anual hacia 2030.
Restaurantes con estrellas Michelin, mesas ocultas en mercados locales y chefs de culto se han transformado en verdaderos imanes turísticos. Hoy, una reserva en Central (Lima), Don Julio (Buenos Aires) o Boragó (Santiago) puede determinar el itinerario completo de un viaje.
El motor más fuerte de este cambio viene de los Millennials, quienes han convertido la comida en la razón principal de muchos de sus viajes. De acuerdo con la Travel and Tour World, más del 60% de ellos ha elegido un destino motivado por su oferta culinaria.
La generación Z sigue sus pasos, pero con una visión más crítica y consciente: buscan autenticidad, sostenibilidad y conexión con la comunidad local.
Experiencias que trascienden el plato
Plataformas como Resy, Tock y TheFork han facilitado la planificación anticipada, permitiendo reservar con meses de antelación. Algunos viajeros incluso ajustan sus fechas de vuelo según la disponibilidad de mesa, en una dinámica que pone a la cocina en el centro del mapa.
Más allá del menú, los turistas buscan narrativas, sostenibilidad y conexión cultural. La cocina de territorio, los ingredientes endémicos y las técnicas ancestrales son parte del atractivo.
En Chile, por ejemplo, el auge de la cocina mapuche y la revalorización de productos como el piñón o el merkén han captado la atención de foodies globales.
“Hoy no se viaja para conocer un país, sino para saborear su alma”, afirma un chef destacado en el informe. Esta nueva forma de viajar transforma al comensal en explorador, y al restaurante en portal hacia la identidad local.
Un fenómeno con impacto económico
El turismo gastronómico representa el 20% del gasto total de los viajeros en América Latina, y se proyecta que esta cifra aumente en los próximos años. Ciudades como Lima, Ciudad de México y Santiago están adaptando su oferta turística para responder a esta demanda, integrando rutas culinarias, festivales y experiencias inmersivas.
En 2025, el pasaporte más codiciado no es el que lleva sellos, sino el que abre puertas a sabores inolvidables. Porque en esta nueva era de viajes, el primer check-in se hace en la cocina.
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