Cuando lo público y privado se unen, la ciudad gana
Por Christian Leyton, gerente de Terrazas San Cristóbal
Chile atraviesa un momento decisivo. La preocupación ciudadana por la delincuencia y la violencia ha alcanzado niveles históricos. Según Cadem, un 51% de los chilenos cree que estos factores –junto al crimen organizado y el comercio ilegal– son el principal obstáculo para el crecimiento del país. A esto se suma el reciente informe de IPSOS, que posiciona a Chile como el tercer país, entre 29 analizados, con mayor preocupación por la criminalidad. No se trata de percepciones exageradas: es la realidad que viven miles de vecinos en barrios que han sido abandonados, física y simbólicamente, por décadas.
Ante este panorama, cabe preguntarse: ¿Cómo construimos ciudades más seguras, limpias y humanas? La respuesta está en la colaboración. Lo público y lo privado deben dejar de verse como esferas separadas para convertirse en aliados estratégicos. No hablamos de un ideal abstracto, sino de una necesidad concreta, urgente y posible.
Un ejemplo de este trabajo mancomunado se ha registrado en el emblemático barrio Bellavista, que apunta a mejorar sus índices de seguridad a través de propuestas concretas y alianzas entre desarrolladores privados y autoridades locales. Ejemplo de esto es la peatonalización de la calle Fernando Márquez de la Plata que significó un avance significativo en seguridad y limpieza para el sector. Se convirtió en un lugar atractivo donde se desarrollarán actividades culturales y de esparcimiento a futuro.
A través de inversiones planificadas, espacio público de calidad, iluminación, accesibilidad y seguridad, este tipo de proyectos muestran que la regeneración urbana puede y debe ser compartida.
Hay algunos hechos concretos que están articulando una propuesta interesante y donde varios actores gestionan una mejor ciudad. Por ejemplo, Providencia comenzará a aplicar un plan piloto con parquímetros en la calle Mallinkrodt lo que sumará 45 estacionamientos de superficie, con la idea de recuperar el espacio público y reactivar el comercio. Es importante destacar el trabajo en conjunto de las municipalidades de Providencia y Recoleta, que hoy trabajan coordinadas a través de los sistemas de vigilancia privada de ambas comunas. Otro factor a considerar es la implementación de un retén móvil fijo en Pio Nono y Bellavista, a cargo del municipio de Recoleta, que ha colaborado a prevenir y disuadir los delitos que ocurren en esa zona.
La clave está en entender que el desarrollo de nuestras ciudades no puede recaer exclusivamente en el Estado ni en los privados por separado. Necesitamos una visión común. Necesitamos voluntad política, compromiso empresarial y participación ciudadana. Solo así podremos revertir años de abandono y desconfianza mutua.
Hoy, la ciudadanía espera más que declaraciones. Exige resultados visibles: Entornos seguros, espacios públicos activos, servicios de calidad y barrios que recuperen su dignidad. Esta es una oportunidad histórica para cambiar el paradigma de desarrollo urbano. Ya no basta con construir. Hay que reconstruir confianza, y eso se logra trabajando juntos.
La ciudad que merecemos se diseña en colaboración, se financia con compromiso y se habita con orgullo. No podemos seguir esperando. Es momento de actuar. Actuar juntos.
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